agosto 2010


Masacre: ven y mira

Segunda Guerra Mundial. Bielorrusia está ocupada por las tropas alemanas, un joven aldeano, Florya , busca desesperadamente un fusil en los campos de batalla, debe conseguirlo para aportarlo como trofeo a la guerrilla de la resistencia, y que ésta le acepte entre sus filas. Cuando lo logra debe pasar un terrible calvario: la pérdida de sus familiares y la de sus compañeros, conocer lo más terrible que puede traer una guerra: las represalias.

Los rusos tenían un ojo especial para captar lo más bello del hombre, pero también el horror más absoluto. Cuesta creer que esta obra de encargo, para celebrar el cuarenta aniversario de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, tenga tanto corazón puesto en el proyecto.

Está claro también que los rusos eran maestros de la propaganda. Pero los hechos están ahí, y en 1985, ya no hay lugar para hacer campaña publicitaria de guerra. El director Elem Klimov muestra la historia crudamente, apegada a la realidad. El horror en primer plano, la peor barbarie posible, la crueldad, el sufrimiento, la locura de la guerra, de la mano del hombre.

Un dato: la invasión nazi fue especialmente brutal en Bielorrusia, los hechos históricos elegidos para «Masacre: ven y mira«.  Se destruyeron 900 pueblos y ciudades pequeñas por completo, con la masacre de Minsk como ejemplo representativo del salvajismo más absoluto.

A destacar cómo Kilmov puede transmitir tanta barbarie sin abusar en ningún momento del morbo y la carnaza. «Masacre: ven y mira«, utiliza otro tipo de planteamiento formal para mostrarnos la guerra: primeros planos de los personajes; cámara al hombro, secuencias que rayan la paranoia -la magnífica metáfora del protagonista y una joven, atrapados en el barro- y un uso del sonido difuso, que acentúa el proceso de locura en el que estamos inmersos. Por tanto, es la atmósfera la que crea esa asfixiante, terrorífica y ciega sensación de horror.

Florya es un adolescente, que apenas ha tenido tiempo de vivir, y sin avisar, será testigo y partícipe del aniquilamiento de toda una aldea, de la masacre de todos sus habitantes, hombres, ancianos, mujeres y niños, sin distinción. Aun sobreviviendo, al borde de la inconsciencia vital, Florya logra continuar siendo un hombre. Mejor dicho,  una vez arrebatado todo atisbo de inocencia y felicidad, se convertirá en un hombre. Un hombre lleno de odio. Con cicatrices en la cara, que no son nada comparadas con las del alma.

Resumen:

La guerra no es más que un conjunto de desperdicios. Una vorágine de odio, destrucción, caos y muerte. Eso es «Masacre: ven y mira«. El infierno en tierra.

Helen

Completa la cartelera semanal, se nota que vamos terminando el verano y los estrenos con más miga van apareciendo en los cines. Comenzamos con nada menos que lo nuevo de Woody Allen: Conocerás al hombre de tus sueños. Genial traducción, por otra parte, del original «Conocerás a un extraño alto y oscuro -o moreno-«. Parece que esta vez el neoyorquino no convence mucho con esta mezcla de comedia y drama, amor, sexo y traiciones. De todas maneras, hasta el peor Allen suele hacer una película mínimamente interesante.

Ciencia-ficción molona en Predators. Coge un reparto de talento, efectos especiales trabajados y forma una secuela de una película de los ochenta protagonizada por Schwarzenegger y saca un nuevo producto alimenticio. Caótica, pero entretenida e interesante.

Todo sobre mi desmadre, otro ejemplo de título desafortunado en español. Se trata de un spin off de «Paso de ti», con Jude Apatow como protagonista. Un comedia con marca típica, sátira en esta ocasión a las gigantes discográficas, humor políticamente incorrecto y entretenimiento con un poco de cabeza.

Otro estreno destacado de esta semana, es la nueva versión de Karate Kid. Llamativa, cuanto menos: la misma idea de la película de 1984, con un chaval mucho más joven de protagonista -aunque con una tendencia a aprender kung-fu con mucha facilidad-, más desvalido y necesitado del maestro… encarnado por Jackie Chan, sorprendentemente correcto. Nada extraordinario que aportar, pero se deja ver.

Y otra de traducción confusa, Perdedores. Un hombre ha descubierto que la mujer de su vida desde hace más de 20 años, va a dejarle por un joven y apuesto camarero. El hombre, llamado Colin, no puede aguantarlo y tiene una crisis nerviosa, hasta que cuatro amigos deciden hacerse con la situación. Secuestran al amante y le encierran en una casa abandonada para que Colin pueda recuperar la hombría perdida a través de la venganza. Colin el cornudo tiene al causante de sus penas entre las manos. Se celebra un juicio irregular, pero Colin no está capacitado para ser juez y menos aún, verdugo. Un drama potente, muy british indie y con diálogos afilados que se suceden uno tras otro. Atrayente.

Cambiamos de tercio y nos metemos en Visión, una producción alemana con tintes religiosos, sobre una mujer en la Edad Media que sacudió su mundo por sus visiones religiosas, que la llevaron a revolucionar el mundo de la medicina. Una interesante biografía con un toque femenino, el de su directora Margarethe von Trotta, muy interesante.

Por supuesto, no podía faltar una producción en 3D.  Miedos 3D -título original, «The Hole 3D», ¿ qué ocurre esta semana?-, del mítico Joe Dante… que ya no es lo que era, claro. Terror teen-familiar y pozos tenebrosos.

Concluimos con otra película alemana, Un juego de inteligencia, que nos cuenta la historia de un productor televisivo, que, hastiado por los valores de los programas y el comportamiento de las audiencias, se convierte en un implacable medidor de audiencias para denunciar la falta de ética de unos y otros. Muy interesante idea, aunque no ha tenido mucho éxito entre crítica y público.

Nos vemos en el cine.

Helen

Que el cielo la juzgue

Richard Harland, un joven escritor, conoce en un tren a Ellen, una bellísima mujer con la que se casará pocos días después. La vida parece sonreírles, pero Ellen es tan posesiva que todo empezará a torcerse cuando se niegue a compartir a Richard con su hermano enfermo Darryl, su amigo Leick, e incluso con su propia familia.

Adaptación de la novela de Ben Ames Williams, «Que el cielo la juzgue» es un clásico del cine negro con femme-fatale, no muy conocido, pero con un retrato implacable de la maldad y crueldad femenina, de la locura y los celos, acompañada de una espiral de violencia. Y todo esto, en un Technicolor desacompasadamente chillón. Música espectacular. Perfecto.

Una mujer apasionada y deslumbrante se casa con un hombre a quien apenas conoce, porque se parece a su desaparecido padre. Toma complejo de Electra. El especialista en melodramas John M. Stahl, al estilo Douglas Sirk, realiza su obra maestra al crear una perfecta atmósfera en la que se mezclan la obsesión amorosa y el crimen.

La película contiene una docena de secuencias memorables: la emotividad de la escena en que Ellen esparce al viento las cenizas de su padre mientras monta a caballo; o la escalofriante frialdad de la mujer poco antes de bordear las escaleras, saltándose el código Hays por todo lo alto. Previamente la hemos visto maquillarse, peinarse, observarse. Lleva escrita la fatalidad en el rostro, reflejada en el espejo, una imagen decidida a lo inevitable, gélida, sin retorno. El director no destaca excesivamente por su técnica, pero en esta ocasión resulta perfecta.

Gene Tierney es la estrella de la función, por supuesto. Tan bello y dulce rostro, con toda su inocencia en «El fantasma y la señora Muir«, transformada aquí en una locura absoluta, psicótica e infantil. Y es que en los años 40, en EE.UU., no podían existir las asesinas feas. A su lado, Cornel Wilde hasta es un actorazo, sin su acartonamiento general.

Resumen:

Aviso: estamos en una peli de mala-malísima, y de sus excesos. No hay resquicio para las dudas. Ni uno. Lo que se puede llegar a hacer para ganar, sin límites. Aunque en el fondo, se pierda siempre.

Helen

He aquí un ejemplo perfecto de como una «mala» adaptación cinematográfica de una novela puede dar lugar a una película estupenda. Fannie Flagg, pseudónimo de Patricia Neal y candidata al Pulitzer, escribió en 1987 este best-seller que dignificó el concepto del mismo.

La autora nos muestra un sinfín de historias entrelazadas en plena Depresión Americana. A través de flashbacks y noticiarios, la anciana Ninny Threadgoode rememora su pasado en compañía de una gordita cuarentona, Evelyn Couch, en plena crisis matrimonial y depresión. Poco a poco, entre anécdotas, alegrías, dramas, acontecimientos familiares y otras historias conoceremos la relación entre dos mujeres: Idgie y Ruth. Miembro de los Threadgoode la primera y residente  del pueblo la segunda, ambas mujeres, propietarias del café de Whistle Stop donde tendrá lugar la vida social del mismo, conocerán la amistad, el compañerismo y el amor, junto con el odio, la intolerancia o la desgracia.

No en vano la novela está ambientada en Alabama, uno de los estados estadounidenses más racistas allá por los años 30. Un inteligente entramado de historias que nos va descubriendo una relación muy peculiar, entre la amistad más profunda y el amor de pareja que no se hace patente. Unos personajes muy bien construidos, desde la entrañable anciana Ninny hasta la determinada gorda Evelyn, la novela posee ese aura inconfundible de los ambientes sureños, misterioso, humorísticamente negro, y con sus propias normas.

En 1991, el debutante John Avnet llevó a la gran pantalla esta novela con diferencias importantes en la trama, especialmente cambios estructurales en los personajes, en aras de conseguir una producción mucho más efectista y comercial. Efectivamente, así fue: la identidad de Ninny Threagoode está camuflada, para que fantaseemos con quién es realmente; la introducción de Ruth en la familia es mucho más morbosa, y los lazos lésbicos entre las dos mujeres fueron convenientemente suprimidos. En parte por la dificultad intrínseca de adaptar la trama, y por otra parte, por la cobardía de mostrar abiertamente una relación amorosa entre mujeres, que ni siquiera era sexual. Una curiosa cobardía, teniendo en cuenta que estábamos en los noventa.

Y sin embargo, tenemos delante una deliciosa y sólida película sobre la amistad, una historia dentro de una historia, en la que una esposa reprimida escucha fascinada a una viejita que relata las aventuras protagonizadas por mujeres en los locos años veinte.

Dos puntos clave en la composición de la película: cuatro actrices geniales para cuatro papeles de altura. Kathy Bates es, inevitablemente, Evelyn Couch. Es imposible imaginarse otra actriz sacándole tanto jugo a una mujer desilusionada por la vida y por su peso. Jessica Tandy aporta veteranía y entrañabilidad al personaje de Ninny, travieso y lúcido. Mary Stuart Masterson es Idgie, mujer de armas tomar, que viste pantalones, lleva el pelo corto y insulta a los pazguatos racistas sin cortarse un pelo, en contraste con la dulce y tímida Mary Louise Parker, la dulce y tierna Ruth. El otro gran acierto de la película, la sabia mezcla de historias pasadas y presentes, de drama y comedia.

Para quien guste de las historias sabrosas y delicadas, aquí tenemos dos buenos platos… aunque mejor por separado.

Helen

Christopher Nolan: Origen

En 1998 un joven director debutó en el panorama cinematográfico con un film de escaso presupuesto, rodado en 16 mm y en blanco y negro. Se titulaba «Following«, y el hombre que se hallaba detrás del proyecto era Christopher Nolan. Este comienzo no cayó en saco roto, causando impresión en los críticos y entendidos del mundillo, pero se tuvo que esperar hasta el año 2000 para que su nombre se diera a conocer entre el público de a pie. La película que permitió ésto fue «Memento«, un entretenido thriller que entremezcla la acción y el suspense y que tuvo una gran acogida comercial. Su éxito fue mayor cuando se colocó en cabeza de la reedición de uno de los superhéroes mas oscuros que ha parido DC comics, Batman. En 2005 estrenó el primero de los dos trabajo dedicados a este personaje, «Batman begins» que pasó sin pena ni gloria, pero en el 2008 se estrenaría «El caballero oscuro«, una película mucho más madura, más oscura y más trabajada que su antecesora y que colocaría el nombre de Nolan en la cabeza de muchos aficionados al séptimo arte. En el 2006 dirigió también «El truco final«, protagonizado por Huck Jackman, Christian Bale y Scarlett Johansson. Una película de misterios evidentes y fantasía remilgada que pasa únicamente por un leve entretenimiento.

Hace una semana presentó en los cines su último proyecto, «Inception» o como en España lo conocemos, «Origen«. La película nos narra las aventuras de Dom Cobb, un extractor, un individuo capaz de extraer ideas y secretos de la mente de las personas, introduciéndose en ellas durante el sueño. A través de esta corta sinopsis se entreve un argumento cuanto menos original, y es que «Origen» es eso, un largometraje inédito y llevado de una forma intensa.

De la dos horas y media que dura la película se pueden destacar varias cosas: la complejidad del argumento que es palpable en los primeros minutos del metraje, los cuales muestran escenas inconexas e incoherentes, que hacen que tardes en acostumbrarte al ritmo surrealista del film. Esto hubiera sido un problema si no se explicara perfectamente la mecánica a lo largo de la película, descubriendo cosas y misterios hasta el último minuto. Otra característica es la alta dosis de acción que posee este thriller fantástico y surrealista, haciendo algunas escenas frenéticas acompasándolas con otras muy lentas, haciendo que la diferencia aumente el contraste entre las distintas partes de la película.

Los efectos especiales son maravillosos, de una calidad excelente. Explosiones, derrumbamientos y violaciones de las leyes físicas pueblan los diferentes fotogramas a lo largo de toda la película, haciendo de esta un espectáculo visual muy recomendable. Las actuaciones son muy correctas, exceptuando algún personaje en concreto.

Por otra parte «Origen» posee muchas similitudes con otras películas como «Matrix» en las que se explota de una manera asombrosa la fabula de la caverna de Platón. A los personajes se les pone en la disyuntiva de elegir entre dos mundos, de elegir entre la realidad o la ficción, de quedarse dentro de la caverna, donde todo lo controlan o salir al exterior donde lo que existe es real e inmutable. Pero, ¿qué mundo es real y cuál es el ficticio?

Resumen:

«Inception» es un largometraje intenso, con una trama original que seguramente dará dolores de cabeza a más de uno, con impresionantes paisajes y efectos especiales que junto con un argumento bien llevado se alza como una de las mejores alternativas cinematográficas para este verano.

Melchian

Toy Story 3


Muchos años han pasado desde que en 1986 se estrenara «Luxo Jr.«, un cortometraje de escasos dos minutos en el que se narran las peripecias entre un joven flexo y una pelota. Por aquel entonces su joven creadora no intuía el gran éxito que iba a alcanzar en el panorama de la animación actual. Hoy en día, después de un año desde su último estreno, Pixar, con Luxo ya incluido en su logotipo, presenta la que parece el fin de la saga que protagonizó el inicio de su carrera en los largometrajes cinematográficos, «Toy Story«. Cuando en 1995 surgió la idea de que una panda de juguetes animados estuvieran repletos de conflictos interiores, intentando resolverlos, con moraleja incluida, se abrió un filón  de oportunidades que fueron perfectamente aprovechadas.

Tras el éxito de la primera entrega, en 1999 se creó una segunda parte, con más personajes, nuevos problemas y más moraleja, que es un clásico en esta saga animada. Esta película se adueñó casi instantáneamente con el título de mejor secuela animada de la historia. Con estos resultados todo el mundo esperaba una tercera entrega, y al fin, ese deseo se ha hecho realidad.

«Toy story 3» es una película de animación que se aleja del típico largometraje infantil para acercarse al público adulto, pero lo hace de tal manera que no deja atrás las bazas que jugó en 1995 y que la elevaron a lo más alto. Es la conjunción completa entre la diversión adulta e infantil, con numerosos guiños hacia la primera de las películas, con la misma entrañabilidad y compañerismo que arrastraba desde sus comienzos. Señoras y señores, estamos ante un «Toy Story» renovado, un «Toy Story» magnífico. Pixar no podría haber cerrado de mejor manera una de sus más exitosas sagas.

Esta vez la historia nos presenta a un Andy mayor, a punto de partir hacia la universidad. Nuestros queridos protagonistas yacen abandonados en un viejo baúl, sustituidos por el teléfono móvil y el ordenador, esperando ansiosos que aquel con él que tanto habían disfrutado volviera a jugar con ellos una vez más. El problema empieza cuando Andy debe elegir que se llevará a la universidad, abandonará en el desván o tirará a la basura. Es en esta difícil elección cuando Woody se separa de sus amigos, elegido como único juguete en el campus y los demás son relegados al desván. En este momento comienza la verdadera aventura de la película, salpicada de innumerables momentos memorables.

La parte artística es increíble, la animación es de una calidad poco antes vista. Consigue transmitir unas texturas casi reales, el pelo de los personajes, las vetas de la madera, los desgastes en el papel y fotografías, además el 3D con el que se puede visionar no hace más que engrandecer estas características. El guión es muy bueno, incluyendo chistes fáciles, graciosos, inoportunos y dispares, pero nunca descolocan, siempre son realizados en el momento ideal, y si no, se amoldan al ritmo del film.

La historia es original dentro de la temática, aunque sigue construyéndose sobre las mismas bases, la amistad y el compañerismo, que son tópicos morales presentes en toda la saga y que en esta última parte no iban a ser relegados.

Lo más importante, y lo que más me gustó, es que a lo largo de las más de dos horas de metraje se han incluido numerosos guiños al resto de películas de «Toy Story» que los que las han visto no podrán dejar pasar. También se nota la colaboración de un animador de fama mundial como es Hayao Miyazaki, director de «El viaje de chihiro«, «El castillo ambulante» y  «La princesa Mononoke» entre otras muchas, ya que uno de los personajes secundarios es Totoro, el protagonista de «Mi vecino Totoro» de este mismo director. Entre los diferentes juguetes no podrían faltar los más carismáticos del mercado, Barbie y Ken, un osito amoroso, un gusiluz entre muchos otros personajes que nos recordarán vivamente nuestra infancia.

Resumen:

Una película imprescindible, independientemente de si se han visto las anteriores o no. Una obra maestra que sabe sacar el mejor partido a la animación transportándote entre llantos y carcajadas alternativas. Una obra maestra que desde el momento de su estreno se ha incluido entre las obras maestras Disney.

Melchian

Dos amigas del colegio comienzan a entablar una relación tan intensa y especial entre ambas que despierta el recelo de los padres de una de ellas, mientras al mismo tiempo se crean un mundo imaginario y lleno de fantasía en el que las dos jóvenes adolescentes se refugian ignorando al resto del mundo.

Que me perdonen los fans de la saga «El Señor de los Anillos«, porque estas «Criaturas celestiales» es la mejor fantasía que ha parido Peter Jackson. El neozelandés, básandose en un hecho real (la verdadera historia  la escritora Anne Perry), creó una excelente y retorcida película sobre dos adolescentes inseparables cuya amistad-atracción se torna peligrosa.

Y tan peligrosa. Juliet y Pauline viven en una ciudad semi muerta, llena de vejestorios y jóvenes que no saben divertirse, apocados, faltos de imaginación, aburridos. A las dos les gusta la ópera y las novelas de caballería. Juntas juegan, sueñan y hasta descubren el sexo, pero no el sexo trémulo con uno de los torpes vecinos, sino el sexo excitante y morboso… entre ellas. Tan enfermiza se vuelve esa dependencia la una de la otra, que las chiquillas no se detendrán ante nada para continuar juntas. Ni siquiera ante el asesinato.

Peter Jackson conjuga muy acertadamente el delirante mundo que las dos chicas forjan, Borovnia, con la fría realidad de los años 50. Un mundo lírico, de risas y llantos, de historias maravillosas, en contra de aquellos que no logran evadirse del tedio, y que les miran con ojos entre suspicaces y asustados. Porque estábamos en una época en que no se permitía la disidencia.

El otro punto fuerte de la película, es, por supuesto, sus actrices. Kate Winslet, Melanie Lynskey componen a las dos amigas con una fuerza sublime, y creíble. Acordes con un estilo general muy surrelista y perturbador, sugerente y excitante. Técnicamente grandilocuente. Entre la fascinación, la piedad y la repugnancia contemplamos la historia de estas dos amiguitas.

Y la hipocresía de los intolerantes, que iremos notando conforme avanza la película. Sin olvidar nunca que hay muertes de por medio… que no se nos olvide. Contradictorios sentimientos, en definitiva.

Resumen:

Entre la fantasía, la comedia negra y la tragedia griega,  estas criaturas, más bien infernales, no dejan indiferente. El proceso compartido de una locura.

Helen

Intensa la cartelera de esta semana. Llena de estrenos esperadísimos y propuestas diferentes, y cómo no, marcada por una producción dominante: Inception. El regreso de Christopher Nolan es ambicioso, fascinante y original, y le sale bien. Leonardo DiCaprio es el mejor del mundo en el arte de la extracción: apropiarse de los secretos del subconsciente justo en el momento en que la mente de la víctima es más vulnerable: durante el sueño.

Tarde llega The Last Airbender, de mi estimado M. Night Shyamalan. Si bien sus fans estábamos acostumbrados a raras salidas del director -véase por ejemplo, su última película «The Happening«-, la existencia de Avatar y la falta, esta vez, de magia, componen una película muy mediocre incluso para el público infantil. Una lástima.

Cambiamos de género y nos vamos al terror-gore con tintes cómicos. Zombies Nazis en la nieve. Un grupo de amigos, todos jóvenes snowboarders, tenía todo lo necesario para pasar unas vacaciones geniales en la montaña: cabaña, esquíes, motos de nieve, trineos, grandes cantidades de cerveza y mucha hormona desatada. Pero con lo que no contaban era con que iban a sufrir los ataques de unos terribles e implacables zombies que en su día fueron soldados nazis. Extravagante y divertida, con un tramo final desopilante. Nacionalidad, noruega, y con un año de retraso por las carteleras.

Steven Soderbergh nos propone The Girlfriend Experience, un retrato de la vida de una prostituta de lujo y su vida «normal» con su novio. Curioso retrato de un mundillo que nos resulta ajeno, incluso para los fans de Sasha Grey. Actores no profesionales y una frialdad que te puede incomodar, esta propuesta de tintes documentales-videocliperos puede ser una opción a tener en cuenta.

Repo Man no suena especialmente bien. Parece una parodia de superhéroes o simplemente héroes humanos con una noble misión en la vida. Nada más lejos; se trata de Repossession Mambo, la historia de un repo man que se especializa en reclamar órganos artificiales que no han sido pagados. Los repo men son famosos en USA por ser quienes buscan autos, u otras cosas compradas en cuotas y que los compradores han dejado de pagar. En este caso son órganos artificiales. Pero el repo man deberá enfrentarse a otros repo men cuando se vea forzado a escapar al haber robado su propio órgano. Si te parece un argumento interesante, te puede animar a pasar una tarde entretenidilla.

Concluimos con Los dos caballos de Genghis Khan, documental alemán que trata el valor de la herencia familiar. Una cantante vuelve a su Mongolia natal para cumplir una promesa que le hizo a su abuela. Limpia y sincera.

Nos vemos en el cine.

Helen

Dr. Terror’s House of Horrors


En la década de los setenta, donde el cine de terror estaba liderado prácticamente en su totalidad por la productora inglesa “Hammer Productions” y la estadounidense “Universal Pictures” , aparecen películas no acordes a estas tendencias, que se desvían de mítico Drácula, Frankenstein y el Hombre Lobo, proponiendo historias particulares y acertadas, o no. En este es el caso de una producción de 1965 titulada “Dr. Terror’s House of Horrors”.

El largometraje en cuestión cuenta con los artistas célebres de la época, el increíble Peter Cushing y el imperecedero Christopher Lee, junto con un joven Donald Sutherland. La historia se desarrolla por completo en un compartimento de tren en el que se encuentran los seis protagonistas. Uno de ellos se hace llamar Doctor Terror y puede predecir el futuro “sobrenatural” de las personas a través de una baraja de Tarot. Cada ocupante, con más o menos reticencias, va pasando por la misteriosa baraja, describiéndonos cada uno una pequeña historia de terror, las cuales son la verdadera trama e incentivo de la película.

La pequeñas historias son de temáticas diversas: una de ellas se desarrolla en Haití y tiene como protagonista a un dios vudú molesto; otra tiene como protagonista la maldición de un mediocre hombre lobo, seguido por una pequeña e inconclusa historia sobre plantas inteligentes. Por último, nos queda un vampiro que pelea por sobrevivir en un pequeño pueblo. Entre las más conseguida se encuentra la protagonizada por el mismo Peter Cushing, que encarna a un crítico de arte que vapulea los cuadros de un renombrado artista, que le deja en ridículo encendiendo la llama de la venganza en nuestro protagonista.

Del largometraje se pueden destacar varias cosas concretas: las actuaciones se salvan sin ningún tipo de excelencia, pero la originalidad de algunas historias que se salen de los tópicos del terror de la época te hace interesarte cada vez más por el desarrollo de la película. Una curiosidad a destacar es la historia protagonizada por plantas superiores evolutivamente hablando, que tiene cierta semejanza con “El día de los trífidos”, largometraje del mismo director, Freddie Francis, estrenada tres años antes.

Comparándola con otras películas de la misma temática como la saga “Creepshow”, “Refugio macabro” o “ Los ojos del diablo”, tenemos un film que se encuentra en la media, ya que no destaca ni efectos especiales, ni actuaciones y las historias son notables, pero sin llegar al sobresaliente. A diferencia de las nombradas anteriormente el hilo conductor de todas las narraciones toma su importancia al final de la película, transformándose en una última e inesperada historia de terror, que seguramente supera a las demás.

Resumen:

En definitiva tenemos una película curiosa y original que se sale de los moldes preestablecidos por las grandes productoras de la época, presentándonos pequeñas historias que se suceden unas a otras en el ambiente claustrofóbico del tren. Sin más, para amantes del terror que quieran pasar un agradable momento.

Melchian

¡Atención, esta escena desvela una parte fundamental de la película!

Hay escenas que se nos quedan grabadas a fuego.  «París-Texas» se ha convertido en un referencia del cine de culto modernillo y culto, allá por 1984. Yo también me rendí ante la sincera desolación de una historia de personajes atormentados, que lo han perdido todo, que están heridos de muerte.

¿Qué ocurre en «París-Texas«? En la frontera mexicana, en Texas, en medio de ninguna parte, un hombre aparece en el desierto de Mohave. Ha cruzado la frontera ilegalmente y, después de llevar días caminando, se desploma al llegar al primer núcleo urbano. Este hombre ha empezado una exhaustiva búsqueda de su esposa e hijo.

Esta escena es el encuentro entre dos personajes: Travis y Jane. Un hombre y una mujer, casados, distanciados, desaparecidos. Un peep-show, no podía haber otra ambientación más sórdida. Una conversación puramente emocional, a través de un cristal, a través del teléfono, a ciegas entre dos personas, que se miran pero no se ven. Y Travis cuenta su historia, mientras Jane le escucha.

Una genialidad que conjuga todo lo que debe ser una buena escena: dirección de actores perfecta, adecuación técnica a las necesidades dramáticas y un guión estremecedor. El director de escena fue Wim Wenders, y los artífices, Harry Dean Stanton y Natassja Kinski.

Helen

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